En mis años como mentora, lo que más observo en los profesionistas, es su forma de exigirse para ser los mejores en su trabajo y ser tomados en cuenta por su jefe.

Se critican y son duros consigo mismos para confirmar que lo hacen mal, que no saben y que hay algo qué corregir. 

Sé que podría ser tu caso y quiero decirte que ser el mejor, no te llevará a nada bueno.

 

Al contrario, te puede causar mucho estrés y frustración.

 

Como no quiero que vivas bajo la sombra del perfeccionismo y la autoexigencia, te dedico un artículo para conocer su origen y aprender a gestionarlo con una mirada hacia la excelencia.

 

Qué es la autoexigencia y el perfeccionismo

La autoexigencia y la perfección son como primas hermanas cuyo origen tiene en las creencias universales «no soy suficiente, no soy valioso y no soy capaz». 

Cuando estás en la autoexigencia, sueles pensar:

  • En qué fallé.

  • Qué hice mal.

  • Qué no vi y pude prever.

Todo se enfoca en buscar qué hiciste mal.

Y cuando buscas de manera obsesiva tu error, el mensaje que le mandas a tu inconsciente es que no puedes lograrlo.

Es como si tuvieras a un juez en tu cabeza diciéndote:

 

Ves cómo sí te equivocas, cómo nada te sale bien, cómo no sabes, cómo no lo lograrás, cómo te pudo haber pasado esto, etc.

 

Tú mismo te das mensajes que no está bien, ni perfecto.

 

Buscas los errores que cometes.

 

Te centras solo en lo malo.

 

Y no valoras los logros que has tenido o los minimizas diciendo que hubiera estado mejor.

 

Dónde nace la autoexigencia y cómo se gesta el perfeccionismo

 

Nadie elige ser perfeccionista de manera consciente.

 

Este comportamiento surge en la infancia, en los primeros años de contacto con el exterior.

 

Desde una edad temprana, los niños son presionados para ser mejores y sin saberlo, se les enseña que equivocarse es sinónimo de fracaso.

 

Que está mal cometer errores y que no está permitido.

 

Recibimos mensajes de nuestros padres y personas de nuestro entorno.

 

Y a medida que crecemos, creemos que el mundo funciona de esa manera.

Interiorizamos que lo más importante es triunfar, llegar tan alto como se pueda (aquí se gesta la autoexigencia) y que todo esté bien hecho (aquí surge el perfeccionismo).

 

Cómo se manifiesta la autoexigencia y el perfeccionismo en tu carrera

 

Tanto la autoexigencia, como el perfeccionismo vienen de la necesidad por alcanzar grandes metas.

 

Alguien que quiere llegar a ser el mejor, pero sin una plena valoración de sí mismo y necesita apoyarse en factores externos.

 

Con sus acciones, manda mensajes inconscientes a los demás, de que no es válido.

 

Su autoestima se daña y la imagen de sí mismo se distorsiona.

 

Esto genera un malestar y sufrimiento a quien lo padece y acaba afectando todas las áreas de su vida.

 

Un perfeccionista siente que si no tiene control de la situación, no sabrá desenvolverse ni llegará a metas altas.

 

Cuando se bloquea, empieza a tener pequeños errores que lo bloquean.

 

Se forma un círculo vicioso porque la persona no sabe salir de su sufrimiento.

 

Cree que si deja de exigirse y buscar la perfección, nunca llegará a nada.

 

Y como ya ha acumulado demasiados errores y fracasos, no puede permitirse bajar la guardia.

 

Aquí aparece la autoexigencia en forma de crítica y pensamientos obsesivos.

 

Cuáles son las características de una persona perfeccionista

 

Un perfeccionista siente que hay algo malo en él y debe corregirlo.

 

Como no sabe con certeza qué es lo que está mal, va a tratar de arreglar todo.

 

Un ejemplo podría ser este:

Pedro quiere ser el director de administración en su empresa, pero hoy tiene un puesto junior y cree que es imposible llegar.

Entonces empieza a hacer cosas para ser un gran director, como apuntarse a 2 maestrías al mismo tiempo, trabajar horas extras, aprenderse muchos procesos que no tienen que ver con su puesto, salir tarde de la oficina, dormir poco, etc.

Esta autoexigencia le genera estrés y lo podría llevar al agotamiento mental.

 

Muy dentro de él quiere demostrar que es valioso para ocupar un puesto de dirección.

 

Como es algo confuso de entender a la primera, he recopilado unos rasgos para que determines si eres o no perfeccionista:

  • Nunca estás feliz con lo que tienes o has logrado.

  • No te complacen tus talentos, conocimientos, ni habilidades.

  • Te comparas con otros para minimizarte.

  • Pierdes de vista tu valor.

  • Engrandeces tus errores y te cuesta salir de ellos.

  • Eres intolerante contigo.

  • Te desvalorizas como persona y profesional.

Y como quieres mejorarlo todo, creas una autoexigencia eterna e implacable.

 

¿Ser perfeccionista es una ventaja?

 

Muchas personas creen que el perfeccionismo es la búsqueda de la excelencia.

 

Autosuperación, perseguir objetivos y conseguir resultados en el trabajo.

 

Pero hay una ligera diferencia.

 

Si tu punto de partida es la búsqueda de ser aceptado y demostrar que eres valioso y suficiente, todo lo que hagas en tu trabajo, las respuestas de tu jefe y los comentarios de tus compañeros, te confirmarán que hagas lo que hagas, nada es suficiente.

 

No disfrutarás tu trabajo.

 

Te sentirás frustrado y enojado con todos y por cualquier cosa.

 

En cambio, si partes desde la visión y comprensión de quién eres, lo que sabes y puedes aportar, aceptando que no lo sabes todo y puedes equivocarte porque eres humano, el camino será más fácil.

 

Las metas y objetivos en forma de autosuperación, se convierten en excelencia.

 

Y ser excelente no es igual a ser perfecto.

 

No significa no cometer errores.

La excelencia ocurre cuando te das la oportunidad de equivocarte porque sabes que vas a aprender de ello.

Te permite darte cuenta en qué te equivocaste para corregirlo y reconocer que lo puedes hacer de una mejor manera, sin culparte.

 

Cómo gestionar tu autoexigencia y perfeccionismo

 

Lamento decirte que eliminarlas por completo es imposible.

 

No podrás hacerlo porque las voces pertenecen a tu ego.

 

Y si peleas contra él, tienes la batalla perdida.

 

En cambio, si comprendes el origen, su gestación y cómo se manifiestan en la vida, serás capaz de gestionarlas.

 

Para eso, te propongo 3 pasos para gestionar las emociones negativas que te condicionan:

  • Identifica en qué áreas se manifiesta el perfeccionismo.

  • Qué acciones o impactos externos detonan la autoexigencia.

  • Date cuenta de dónde o con quién surge.

Cuando conozcas el origen, podrás tomar mejores decisiones para actuar.

 

Aunque mi recomendación siempre será acudir a un profesional de la salud como un terapeuta, psicólogo o coach.

 

CONCLUSIÓN

 

Hemos llegado al final del artículo y quiero invitarte a hacer a un lado esa sensación de error interno que te mueve a cambiar y querer comprometerte a mejorar sin límites.

 

Tampoco trates de no equivocarte.

 

Valora el crecimiento gracias a tus errores para avanzar.

 

La vida y tu carrera están llenas de experiencias que te harán fallar y fracasar para aprender y ser tu mejor versión.

 

Sé que es difícil aceptarlo cuando has crecido con poco espacio para el error.

 

Pero dale una oportunidad.

 

Y si quieres recibir consejos que te ayuden a avanzar en tu carrera y durante tu búsqueda de empleo, suscríbete a mi newsletter.

 

Un email cada domingo a las 7am.

 

SOBRE MÍ

Soy Liz Sarmina, mentora de marca personal y empleabilidad.

 

Ayudo a profesionistas a crear su plan de vida y carrera para atraer el trabajo que se merecen.

 

Los llevo de la mano y a su ritmo para trazar metas profesionales y objetivos laborales basados en sus circunstancias.

 

Al final de cada programa, descubren su potencial, crean una marca personal atractiva, cambian su manera de buscar empleo y planifican el siguiente paso en su carrera.

 

Si tú también quieres dejar huella con tu carrera, cuéntame tu caso por aquí.

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